Carta de Agradecimientos

El tema de andar con papeles y plazos de presentación se me atraganta como cosa buena. Cada vez que la vida me pone en el brete de tener que buscar, rellenar y presentar documentos se me desarreta la madre, como diría mi abuela. Y luego está el tema de quién te atiende en la oficina correspondiente, que esa es otra. Será que ya cuento con unos añitos y me queda poca paciencia para aguantar según qué cosas. En fin, que no es mi intención mover aguas pasadas que no mueven molinos, ni dejar con esta nota la sensación de que pienso que todo el que trabaja en el Servicio Público goza de malas maneras. Al contrario, quiero dejar constancia de mi agradecimiento hacia un grupo concreto de funcionarios por el que me he sentido absolutamente bien tratada. Y con esta expresión quiero agradecer la capacidad de ponerse en la piel del otro ¿quién no se ha visto en algún momento de su vida desorientado y falto de guía? Jose Antonio, Ana y Marisa de la planta 4ª de Usos Múltiples II, quizá lo saben bien y por eso tratan a los usuarios con esa empatía fresca y natural que reconforta y hace sentir como en casa. Quizá estamos asistiendo a la era del cambio de la que tanta gente habla y que se caracteriza precisamente por el reconocimiento del otro en ti. No me quiero poner moderna y metafísica porque en el fondo este concepto es más viejo que el hambre, y es que mi abuelo nunca se cansó de machacarnos con aquello de “trata a los demás como te gustaría ser tratado”, ni más ni menos. En fin, que muchísimas gracias al personal de la 4ª planta del Edificio de Usos Múltiples II por no hacerme sentir una persona que ha perdido el juicio al pretender la idea de menos despachos sosos y más corazones amorosos. Gracias.

NO SOY DE BARRO

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